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El auge de la corrupción, junto a la llegada de la crisis económica, ha tenido como consecuencia una movilización social inédita hasta ahora en España. Fruto de esa movilización ha surgido el partido político Podemos, que aspira incluso a ganar en las próximas elecciones generales. Rubén Belandia, miembro de la Comisión Anticorrupción de Podemos, asegura que “la participación política es en este momento la vía principal para salir de esta situación”.

 

Actualmente, ¿es la corrupción el principal problema de nuestra sociedad?

 

En las encuestas aparece en segundo lugar, después del paro. Y no es de extrañar que sea así. Porque, por una parte, tiene unas claras consecuencias económicas y, por otra, atenta contra una de las aspiraciones legítimas de todo ser humano, que es ser gobernado por personas honradas, sean de la ideología que sean.

 

¿Antes no había corrupción o éramos más permisivos con este tipo de prácticas?

 

Hay que tener en cuenta dos cosas. Una, que ahora estamos en época de vacas flacas. Y eso quiere decir que es posible que ahora no haya sobres para todos y, los que antes los recibían y ahora no, lo filtran. Y, por otra parte, que la opinión pública ha visto que los mismos que están “metiendo la mano en la caja” son los mayores defensores de los recortes. Tal y como proclamaba el movimiento 15M, “no falta dinero; lo que pasa es que sobran ladrones”.

 

Últimamente se ha visto que la corrupción no es solo cosa del PP y del PSOE; prácticamente todos los partidos políticos, y también algún sindicato, están salpicados por alguna causa. ¿Por qué está tan generalizada la corrupción?

 

Ha habido una gente que se ha dejado llevar por lo que consideraba que era lo que hacía todo el mundo. Por otra parte, ha habido compras de voluntades, como en el caso de Caja Madrid. Compraron los votos de los integrantes de Izquierda Unida y de algunos sindicatos a base de favores por medio de las tarjetas opacas. Y, luego, todos los partidos políticos han creido que las acusaciones de corrupción eran ataques de sus rivales políticos contra ellos y han reaccionado con un cierre de filas, negándolo todo y protegiéndose unos a otros solo por ser miembros del mismo partido. Pero esta situación tiene que cambiar.

 

La indignación por los casos de corrupción está generalizada en la sociedad. Pero, paradójicamente, hasta ahora los partidos más votados han seguido siendo el PP y el PSOE, aquellos con más casos de corrupción. Y no parece que vayan tener una bajada acorde con esa indignación. ¿Por qué se da esta situación?

 

Se dan dos situaciones. Una es que estos partidos procuran controlar los medios de comunicación para que difundan su versión. Y eso ha sido muy evidente en casos como, por ejemplo, la televisión valenciana. Sin embargo, colectivos como las asociaciones de jueces y fiscales de todas las tendencias o el ambiente social, en general, hacen que se destapen esos casos cada vez más. Por lo tanto, a esos grandes partidos políticos se les está mermando la posibilidad de ocultar o de justificar sus casos de corrupción. Y, por otra parte, la no existencia de alternativas políticas era lo que hacía que se diera esa situación. Como se suele decir muy gráficamente, había que elegir entre la Coca-Cola y la Pepsi-Cola, dos productos exactamente iguales con unos matices casi de paladar exquisito. Es decir, no había alternativa. Entre votar a una cosa que funciona mal o a otra que funciona peor, mucha gente no votaba o votaba con la nariz tapada. Pero eso ha acabado. Cuando salíamos a la calle el 15M nos decían: “En vez de ocupar las plazas, presentaos a las elecciones”. Bueno, pues aquí estamos. El pueblo se ha organizado y ha dicho que no quiere que les siga gobernando los mismos quienes les ha traído a esta situación y no quieren que sigan gobernando los que han metido la mano en la caja y los que se han convertido en una casta. La tolerancia social se ha agotado.

 

¿Cuáles son las diferencias entre Podemos y el resto de partidos tradicionales?

 

El primer documento que ha aprobado Podemos en sus asambleas ciudadanas ha sido un código ético. En él se establecen los compromisos que debe asumir cualquier miembro de Podemos. Compromisos como el periodo máximo para permanecer en un cargo, la no simultaneidad de cargos públicos, la transparencia de los datos económicos personales o el establecimiento de un tope salarial. Además, la gestión es transparente y, de hecho, las cuentas de Podemos como partido y de sus europarlamentarios están publicadas en Internet. Y habrá también control, porque todas las decisiones tomadas en las administraciones deberán estar publicadas en Internet explicando todo el proceso, para que esté totalmente claro. Así mismo, cualquier cargo público de Podemos tiene prohibido fichar por un consejo de administración de una gran empresa o de una empresa que haya tenido algo que ver con lo que éste haya gestionado. Por lo tanto, no vamos a tener nada que ver con lo que ha habido hasta ahora.

 

¿Es un chollo ser político?

 

Por lo que parece, sí. Teniendo en cuenta el sueldo que tienen los diputados, los viajes gratis a donde quieran… Están aplicando la ley del embudo. Antes nos preguntaron a ver qué hospital o colegio queríamos cerrar para no aplicar los recortes. Pero eso no es así. Hay muchas cosas que están apareciendo y que se podían haber recortado sin cerrar escuelas ni hospitales. Aparte de grandes obras que pueden ser muy cuestionables, también han salido a relucir casos de señores que iban a una reunión por semana y que tenían sueldos de unos 60.000 euros o el gasto que hacía en puros el Ayuntamiento de Lemoa o en comidas con empresarios… Auténticos dinerales. Había mucho margen para ser más austeros y recortar los gastos sin hacer daño a la gente ni a los servicios sociales, ni a los servicios públicos, ni a las condiciones de vida de las personas.

 

La imagen de la política y la credibilidad de los políticos está bajo mínimos. Pero, ¿la sociedad debería de seguir creyendo en la política?

 

Los ciudadanos tenemos que ser cada vez más activos y controlar mucho más a quien gobierna; presionarle para que gobierne en la dirección que la ciudadanía le pide. Por lo que yo creo que sí, que la participación política es en este momento la vía principal para salir de esta situación y poder quitar de en medio a toda esta casta de mangantes que ha ocupado nuestras instituciones. 

 

¿Qué medidas habría que tomar para acabar con la corrupción?

 

La primera medida sería la transparencia. Que todas las contrataciones de obras y servicios públicos fueran totalmente transparentes por medio de la Internet. La segunda sería asegurar la inmunidad a quien denuncie casos de corrupción. En los países del norte de Europa existe protección legal que impide que un responsable político o administrativo pueda indagar quién ha podido filtrar un caso de corrupción. Sería conveniente, incluso, crear vías de denuncia anónima para este tipo de casos, y garantizar que no se tomará ninguna represalia.  Otra cosa que habría que hacer es aclarar la financiación de los partidos políticos, es decir, aclarar por qué los bancos les perdonan los créditos y a cambio de qué, qué relaciones tienen con empresas, qué financiación reciben por parte de las empresas y a cambio de qué, establecer como delito la financiación ilegal de los partidos políticos… Y, finalmente, también habría que incrementar los recursos de la Administración de Justicia.

RUBÉN BELANDIA, miembro de la Comisión Anticorrupción de Podemos.-

"LA TOLERANCIA SOCIAL
SE HA AGOTADO"
 

© 2014 por Luis Luque y Unai Muñoa. Creado con Wix.com

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